El Museo de Zaragoza dedica esta exposición a Luis María de Borbón y Vallabriga considerado el primer retrato infantil pintado por Goya. En el año 1783 retrata al infante Luis María de Borbón y de Vallabriga cuando tenía seis años y tres meses, de cuerpo entero y de pie, vestido de azul-añil con los colores de su pertenencia a la casa de Borbón. En la obra, que formaba pareja con el retrato de su hermana mayor, la Condesa de Chinchón, el infante sostiene en la mano izquierda un compás y en la derecha la pieza central de un rompecabezas de la península ibérica, y a la derecha del espectador hay una silla con un mapa de la geografía europea. El niño era hijo de infante Don Luis de Borbón, hermano de Carlos III y de María Teresa de Vallabriga, la dueña de la casa Zaporta que da nombre al hoy conocido como Patio de la Infanta que posee Ibercaja.
La exposición muestra las relaciones de Goya con los Borbón-Vallabriga, los retratos que les dedicó y la importancia de esta familia en Aragón.
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Retrato del primer hijo del Infante don Luis de Borbón y de doña María Teresa de Vallabriga, realizado por Goya durante su estancia en Arenas de San Pedro en 1783.
Este retrato forma pareja con el de su hermana María Teresa de Vallabriga, que contaba con dos años de edad y que en la actualidad se encuentra en la National Gallery de Washington. Ambos son estudios de cuerpo entero, el de la niña está pintado al exterior del palacio, mientras que el de su hermano se ubica en una estancia.
Luis María es representado a los seis años de edad. Es éste un retrato de inspiración velazqueña y de composición formalista, vestido con traje de corte, con casaca, con chaleco y calzón azul-añil, colores que revelan su pertenencia a la casa Borbón.
El rostro del niño evidencia la psicología infantil, y su trato dulce y afable, combina la perfección con una expresión cortés que aporta un porte aristocrático al personaje. Esta obra fue realizada para la posterioridad, y así Goya interpreta la propia personalidad del niño, para ello lo representa rodeado de objetos que aluden a una de sus aficiones, la geografía. Así el niño porta en una mano un compás y en la otra sujeta la pieza de un puzzle que corresponde a las provincias de Madrid, reino de Toledo y Cuenca. Sobre un sillón descansa un mapa de la geografía europea en el cual se puede leer: "Señor D. Luis María hijo de su alteza serenísima Infante D. Luis y de la ilustre Doña María Teresa Vallabriga a los seis años de edad y tres meses".
En la inspiración de Goya para realizar la obra, hay un referente en el lienzo realizado tiempo atrás, por Jean Rana, El infante Carlos herborizado (1723), un retrato de corte de similar composición y disposición espacial. Dicha obra además presenta al infante Carlos, que al igual que Luis María, se encuentra disfrutando de una de sus aficiones, en este caso rodeado de plantas. Si bien las fuentes iconográficas de Goya son variadas, si está claro que alejado del formalismo de los retratos cortesanos, que presentan a los personajes en un sencillo escenario en el que tan solo debe predominar el personaje, este retrato se acompaña de elementos secundarios que nos aportan datos de sus gustos y aficiones. Al igual que la retratística inglesa y francesa de mediados del siglo XVII, Goya muestra los intereses y profesión del modelo, recurso que también utilizaría para el retrato de Floridablanca.
La presentación de este retrato se hace a través de una muestra de reducido formato físico, pero de un hondo calado desde el punto de vista cualitativo, por cuanto nos permite acercarnos a una obra de enorme significado en la trayectoria artística de Goya. Este retrato se acompaña de los magníficos bocetos de sus padres y completando con el de Luis María, cardenal, además del interesantísimo Manuscrito de la Colección Vallabriga en Zaragoza, que ilustra un significativo periodo del tránsito aragonés del retrato, circunstancia esta que nos permite celebrar el retorno definitivo de la obra a Zaragoza, a través de su incorporación al patrimonio público.