Fundación Goya en Aragón

Junto con el retrato de Clara Soria, estaban en 1900 en propiedad de la familia Rothschild en el castillo de Ferrières, a las afueras de París. Los nazis los requisaron en 1941, yendo a parar el del niño Soria a manos del mismo Hitler, mientras que el de Clara se lo apropió el ministro Goering. En 1945 los norteamericanos los rescataron en una mina de sal de Salzburgo.

A diferencia de otros retratos infantiles de Goya, tanto éste como su pareja, Clara de Soria, se caracterizan porque el maestro los representó como si fueran adultos, posando como personas mayores, sin ningún elemento ambiental o juguetes que les distraigan.
En el caso del niño aparece vestido con un abrigo largo con grandes botones y cuello amplio. Con la mano izquierda sostiene un sombrero y una larga capa le cubre hasta los pies. Llama la atención la larga cabellera ondulada parecida más a una peluca que a un cabello natural para un niño. Sobre fondo neutro mira distraído hacia un lateral sin prestar la mínima atención al pintor.
La entonación en grises, oros y rojos hace de este retrato una de las obras maestras del retrato del pintor aragonés.