Fundación Goya en Aragón

Véase El ciego de la guitarra.
Este cartón fue entregado a la Real Fábrica de Tapices el 24 de enero de 1780, junto con otros diez cartones más, que completan la decoración del antedormitorio. Sorprende la rapidez de ejecución de estos once cartones para tapices, seguramente acometidos entre el 21 de julio de 1779, cuando entregó El juego de pelota y El columpio, y esta entrega de enero de 1780. Es muy probable que Goya estuviese al tanto de la suspensión de los trabajos en la manufactura y se apresurara para concluir sus pedidos y recibir su salario.
Hacia 1856 ó 1857 este cartón se trasladó de la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara al Palacio Real de Madrid. En 1870 ingresó en el Museo del Prado por órdenes del 18 de enero y 9 de febrero.

Esta sobrepuerta fue colocada en la pared norte del antedormitorio donde hacía pendant con la otra sobrepuerta, El majo de la guitarra.
Este cartón es considerado por José Manuel Arnaiz como un claro paso atrás en el trabajo de Goya. El uso que hace el artista de los materiales preparatorios del lienzo, incorporándolos al color de la obra, le recuerda a los trabajos de la primera serie de cartones, donde todavía no había alcanzado la maestría. Tan solo en la hebilla del leñador principal se ve al Goya de los últimos buenos trabajos, dice Arnaiz, y se advierte mucho la influencia de Antonio González Velázquez. Sin embargo, Camón Aznar opina que la estructura compositiva de Los leñadores es magnífica, como también lo son los tonos terrosos y el "glorioso fondo azul" del cielo. Gudiol destaca la habilidad de Goya para retratar a gente anónima.
Nordström relaciona este cartón con la melancolía y el invierno.Tomlinson va más allá y equipara los leñadores a un Cupido no correspondido, que tala la madera muerta de un árbol que es tan estéril como sus esfuerzos para ser amado.