Fundación Goya en Aragón

Para el historial de la serie completa véase La caza del jabalí.
Además de las distintas atribuciones señaladas en relación a esta serie completa de cartones hasta la documentación de la paternidad goyesca por Sambricio, la obra que nos ocupa fue atribuida también a Zacarías González Velázquez por Vicente López en el inventario que realizó en 1834 para la testamentaría de Fernando VII.
Hacia 1856 ó 1857 esta pieza pasó de la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara al Palacio Real de Madrid, y de ahí pasó a formar parte del Museo del Prado en 1870 (todavía con la atribución a Ramón Bayeu).

Un cazador de espaldas con la escopeta al hombro sujeta la correa de dos perros, de fondo un paisaje arbolado.
En el tapiz aparece otro cazador montado en un caballo que solo resulta perceptible en el lienzo a la vista del espectador más atento, pues ha sido repintado con matorrales. No sabemos quién lo hizo ni cuándo, aunque Sambricio apunta que sería hacia 1830, momento en que se tejió el segundo tapiz ya que en el primero sí vemos al jinete. Arnaiz observa que quizás pudo ser el mismo Goya cuando vio el desequilibrio en la composición.
De todos los cartones que componen la primera entrega de esta serie, Sambricio opina que éste es el más goyesco por el naturalismo de la figura principal, mientras otros autores continúan subrayando que los rasgos impuestos por el director de las obras, Francisco Bayeu, tienen más peso que los del propio Goya.
Existe un dibujo preparatorio para el cazador que lleva los perros, acompañado de otra figura que protagoniza el cartón Cazador cargando su escopeta, lo que hace pensar que Goya tomó estos apuntes del natural para luego incluirlos en sendas composiciones, y de ahí el naturalismo que Sambricio observa.