Fundación Goya en Aragón

Boceto del cartón para tapiz La nevada.
El boceto fue realizado por Goya en otoño de 1786 con el objetivo de mostrarlo al rey para su aprobación. Un documento certifica que el artista solicitó el pago de un coche que le llevó al palacio de San Lorenzo de El Escorial precisamente para ello.
La obra fue adquirida por el IX Duque de Osuna en 1799. En esta colección aparece con el nombre de El invierno. Se puso a la venta por obligación de la comisión ejecutiva de obligacionistas en 1896 cuando la quiebra de la casa ducal, y por valor de 2.000 pesetas lo compró la colección Demotte de París.
En los años que siguieron hasta llegar a su paradero actual estuvo en las colecciones Desparmet, Cerbera, E. A. Silbermann de Nueva York y Everett D. Graff de Chicago. Este último lo legó al Art Institute de Chicago en 1990.

De los bocetos que componen esta serie de las cuatro estaciones éste es el de ejecución más ligera y abreviada, según Arnaiz. Es evidente el interés que Goya puso en representar la ventisca y lo hace a través de veladuras que después desaparecen en el cartón para tapiz, donde el frío y el viento se retratan a través de las sensaciones y las actitudes de las figuras.
El boceto muestra tres figuras que se cubren con una misma manta mientras avanzan penosamente por el camino. Pequeñas bolsas de dinero asoman atadas a la cintura de uno de ellos, tan pequeñas que parecen no haber sido suficientes para comprar provisiones de cara al duro invierno. A punto de chocarse con ellos vemos otra figura, seguramente un criado que vuelve a casa de su señor con otro compañero que tira de una mula cargada con un cerdo muerto. Al fondo se ve la silueta de una casa, seguramente el pueblo del que se alejan los caminantes. Las diferencias entre estos dos grupos sociales son evidentes.
En el cartón cambian algunos detalles: no hay casas al fondo y el espacio entre los dos grupos de figuras se hace más grande, por lo que el paisaje parece mucho más vasto y desolador.
Gudiol opina que se trata de un boceto del natural y que las diferencias con el cartón se deben a que Goya comprendió que debía darle mayor perspectiva para obtener una panorámica y que debía contrastar más el cielo grisáceo de la blanca nieve.