Los pobres de la fuente (boceto)
Clasificación
Historial
Boceto del cartón para tapiz Los pobres de la fuente.
El boceto fue realizado por Goya en otoño de 1786 con el objetivo de mostrarlo al rey para su aprobación. Probablemente este encuentro tuvo lugar el 1 de mayo de 1787, fecha en la que consta el pago de un carruaje que llevó al artista al palacio de El Escorial con el objeto de mostrar los borradores para la pieza de comer de El Pardo.
El artista pudo guardar el borrón que aparece después en la colección de los duques de Osuna. Sin embargo no aparece en la orden de pago de 1799 de los bocetos realizados por Goya y vendidos a los duques un año antes, por lo que se deduce que podría haber sido un regalo del artista en alguna fecha posterior indeterminada. Allí permaneció hasta su venta en 1896 por orden de la comisión ejecutiva de obligacionistas cuando la quiebra de la casa ducal, y pasó a formar parte de la Colección Lafora de Madrid por el precio de 1.000 pesetas.
Después perteneció a la colección del duque de Valencia y de ahí pasó sucesivamente a las de Mercedes de Borbón, la de Carlos de Borbón, la de Alfonso Ferrer, para en 1960 ingresar en la colección de P. & D. Colnaghi de Londres. Después estuvo en una colección particular en Herefordshire, Reino Unido, de donde pasó en 1987 a la de E. V. Thaw de Nueva York, en la que permaneció hasta que ingresó en la colección donde actualmente se halla.
Análisis artístico
El boceto presenta algunas variaciones con respecto al cartón que resultan decisivas para comprender la idea original de Goya. Así, en el cartón observamos ciertos añadidos que incrementan la sensación invernal, como por ejemplo el árbol desnudo, el cielo plomizo que sustituye al celaje azul y el fondo nevado que hacen clara referencia al invierno. Incluso los arbustos que crecen detrás de los personajes han perdido intensidad en su color verde.
En el boceto, sin embargo, no hay nada que nos haga pensar en una escena de invierno: el niño de la derecha que parece tiritar de frío está enfadado por no tener un cántaro como el que sujeta su hermano mayor, y su madre le anima a recoger el que se está llenando en la fuente. Tampoco nada hace pensar en la pobreza de las figuras, fue Cruzada Villaamil quien tituló erróneamente al cartón Los pobres en su obra de 1870. En la pintura definitiva, la mujer calza zapatos de hebilla que confirman su vida acomodada.
La ejecución del boceto es muy delicada, prestando especial atención a las figuras, detallando incluso los toques de luz en las ropas, los flecos y las expresiones de los rostros.
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