Fundación Goya en Aragón

Pintura de D. Diego Velázquez del tamaño del natural en el R.l Palacio de Madrid; dibujada y grabada por D. Francisco Goya, Pintor. Año 1778 (en la parte inferior del grabado).

Véase Felipe III.
De este grabado existe una prueba de estado que se realizó antes de que Goya aplicara el segundo aguafuerte, la punta seca y la letra. Procede de la Colección Valentín Carderera y actualmente se encuentra en la Biblioteca Nacional.
Aparecen también diferentes ediciones, hasta tres distintas, la primera realizada con tinta negra, la segunda con tinta de sepia grisácea y la tercera con tinta parda oscura. En la tercera edición aparece manuscrito a lápiz en el ángulo inferior derecho Merelo.
La obra fue anunciada en la Gazeta de Madrid el 28 de julio de 1778.

El retrato ecuestre de Isabel de Borbón integra el conjunto de retratos a caballo del Salón de los Reinos del palacio del Buen Retiro (1735-1736, Museo Nacional del Prado, Madrid). La reina está sentada sobre un caballo de perfil que marca el paso con la pata izquierda levantada. La mayor parte del cuerpo del animal está cubierto por las vestiduras de la soberana, un jubón de seda con estrellas bordadas y con saya noguerada con bordados en oro con sus armas e iniciales que cae sobre la gualdrapa del caballo. El rostro está enmarcado por una gorguera de gasa y la cara se vuelve hacia el espectador. Como en otros retratos ecuestres del Salón de los Reinos el fondo es la sierra madrileña, en la que es posible ver algunos edificios en el ángulo inferior izquierdo.
De nuevo, tal y como había hecho en Doña Margarita de Austria Reina de España, Goya crea una importante mancha blanca en el centro de las vestiduras de la reina y elude algunos aspectos del paisaje que están presentes en la obra de Velázquez. En el grabado goyesco se han eliminado los árboles que aparecen a la derecha en el cuadro del pintor andaluz así como las arquitecturas que se intuyen al fondo, a la izquierda. Igualmente se han simplificado las nubes en la estampa. El rostro de la reina en el grabado de Goya es aún más neutro e inexpresivo que en la pintura del Museo Nacional del Prado. Los trazos del grabado se hacen más débiles con respecto al retrato de Felipe IV, algo que podría darnos licencia para creer que esta obra es anterior a la del soberano y que se siguió con criterios análogos a los empleados en el retrato ecuestre de Margarita de Austria.
Esta plancha se realizó en dos fases; en la primera llevó a cabo el dibujo y una ligera mordida y en la segunda volvió a grabar la plancha, siguiendo los retoques de tinta de una prueba anterior. Ligeros toques de punta seca aparecen bajo la nariz del caballo.