Clasificación
Historial
Véase Las floreras.
Este cartón aparece en el inventario que hizo Vicente López en 1834 atribuido a José del Castillo, pero no está en la relación de méritos presentados por este artista ni en sus facturas de la Fábrica.
Hacia 1856 ó 1857 este cartón se trasladó de la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara al Palacio de Oriente de Madrid, y en los sótanos del oficio de tapicería permaneció hasta que por órdenes del 18 de enero y 9 de febrero de 1870 ingresó en el Museo del Prado ese mismo año. Perdido desde entonces en la pinacoteca, fue hallado en 1987.
Análisis artístico
Unos pájaros se apoyan en las ramas de un árbol. Se puede identificar claramente la urraca y un pinzón macho, éste último gracias a su color rojizo.
Sambricio lo atribuyó a Goya porque las medidas eran semejantes a las del séptimo bastidor de la cuenta del carpintero Josef Serrano, y porque el cartón no aparecía en ninguna de las facturas de otros pintores que trabajaban con la manufactura, por lo que dedujo que tenía que ser de Ramón Bayeu o de Francisco de Goya porque eran los únicos artistas que no facturaban sus propios trabajos. Arnaiz va más allá y establece paralelismos entre este cartón y El muchacho del árbol, destinado a decorar el antedormitorio de los príncipes en el palacio de El Pardo. Son similares los pájaros que en ambos cartones se pintaron así como los árboles, las hojarascas en primer término y el riachuelo que se puede encontrar en otras obras documentadas de Goya.
Tomlinson expresa sus dudas acerca de la paternidad de Goya, si bien dice que no puede ser rechazada definitivamente.
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