El coloso
Clasificación
Historial
Ver El ciego de la guitarra.
De este grabado se conocen seis pruebas de estado, en la segunda de las cuales se advierte el bruñido adicional.
Mariano Goya, habla en 1818, en una carta que envía a Valentín Carderera, de "un gigante cuya plancha se rompió" y que apareció en aquel año entre otros trabajos y otras obras de Goya en un armario en el que los había escondido.
Análisis artístico
De espaldas al espectador se dispone el gigante sentado que apoya su brazo sobre una de las rodillas. Éste vuelve su rostro barbado hacia atrás y en su cara se dibuja una expresión un tanto melancólica y meditabunda. La boca entreabierta y la intensidad de la mirada transmiten una cierta sensación de angustia. La única referencia espacial en este grabado es la luna, en el ángulo superior derecho, que podría indicarnos que el gigante espera la llegada del nuevo día.
Aunque en un primer momento se creyó que Goya había realizado este grabado con mezzo-tinta, posteriormente se concluyó que se había llevado a cabo con aguatinta bruñida.
Esta estampa ha de ser relacionada con el cuadro de El Coloso. Aunque las posturas y el contexto en que son representados los dos gigantes son claramente diferentes, no hay duda de que se trata de un mismo personaje, cuya interpretación no está exenta de complejidad. En algún caso se ha pensado que se pueda tratar de una referencia a Napoleón, aunque también se ha dicho que el personaje del grabado es una representación alegórica de la humanidad que espera el nuevo día. Por otra parte, si establecemos una comparación entre la actitud del personaje del óleo de El Coloso conservado en el Museo Nacional del Prado y la figura de la estampa, podríamos pensar que Goya ha intentado representar dos momentos diferentes del mismo personaje. Es posible que el gigante sea una alegoría de España que se alza contra los franceses en el cuadro y que, posteriormente, durante el reinado de Fernando VII, reflexiona con resignación, medita y se interroga sobre sus circunstancias sin demasiada fuerza para reaccionar, afectado por una extraña melancolía. Esta posibilidad tiene cierta coherencia si analizamos con atención el último caso en que Goya ha representado un gigante, Gran coloso dormido, cuya cabeza está siendo rodeada y poblada por minúsculos hombres que en la parte superior de la testa del gigante portan una bandera en señal de victoria. Podemos, por tanto, hablar de tres estados diferentes de este gigante que van desde la acción hasta la pasividad total.
Los especialistas han propuesto varias fuentes de inspiración formal a las que Goya podría haber recurrido para la realización de este grabado. La que manifiesta mayor número de analogías con El coloso es Saturno (Metropolitan Museum, Nueva York) de Jacob de Gheyn (Amberes, 1565- La Haya, 1629). En esta estampa se puede ver una colosal imagen de Saturno sentado sobre una esfera que duerme con su rostro apoyado sobre una mano, rodeado de un cielo con estrellas y luna. Asimismo, también se ha señalado un posible influjo de un grabado realizado por el pintor Luca Penni llamado Romanus (Florencia, 1500- París, 1556) en el que se ve a Orión que lleva sobre sus espaldas a la luna.
Una figura análoga a El Coloso fue realizada por Johann Heinrich Füssli (Zurich, 1741- Londres, 1825) titulado Polifemo engañado por Ulises, (1803, colección privada, Zurich). En el dibujo de Füssli la expresión meditabunda de la figura goyesca se torna en abatimiento. Se trata de dos captaciones de un gigante en el que se percibe un agotamiento psíquico que contrasta intensamente con su fuerza física.
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