Tan barbara la seguridad como el delito
Clasificación
Historial
Véase El ciego de la guitarra.
En la primera prueba de estado se advierten toques de buril en la cadera derecha del prisionero y retoques en tinta.
El título fue tomado del título manuscrito en una prueba de estado que Goya adjuntó al álbum de los Los desastres de la guerra que regaló a su amigo Ceán Bermúdez y que se conserva en el British Museum de Londres.
El dibujo preparatorio de este grabado se encuentra en el Museo Nacional del Prado de Madrid.
Análisis artístico
Un prisionero sentado muestra sus manos juntas, atadas con cadenas, en un gesto de súplica. No podemos ver los rasgos de su cara ya que están ocultos bajo los abundantes y oscuros cabellos. Los pies están atados con grandes grilletes. Tanto las cadenas como los grilletes tienen importantes dimensiones, lo que subraya su relevancia en la interpretación de la estampa. De hecho, tal y como reza el título del grabado, el pintor ha equiparado el excesivo celo que se ha utilizado para evitar que el preso pueda fugarse con la brutalidad del delito cometido por éste.
Es posible que la forma de custodiar a los presos reflejada en la obra de Goya fuese habitual en aquella época, tal y como se desprende de algunas partes de Discursos forenses de Juan Meléndez Valdés (Ribera del Fresno, Badajoz, 1754- Montpellier, 1814), retratado por el pintor en 1797. En este libro, que se publicó en Madrid en el año 1821, se narra la aparatosidad de las cadenas y grilletes con que se ató a María Vicente, a la que se ejecutó el 23 de abril de 1798, una circunstancia que Goya podría haber conocido: "Pero se dice que Doña María Vicente debió ser tratada, como hijodalgo que es, muy de otro modo, y no aherrojada con los grillos; y aun aherrojada era de obligación del juez examinar antes su estado y calidad para mandárselos poner según derecho".
El pintor ha empleado con profusión el aguafuerte con el que realiza el fondo mediante trazos cortos y horizontales, mientras que deja amplias zonas blancas en las vestiduras del prisionero que subrayan su inocencia.
Este grabado debió ser realizado junto a otros dos, La seguridad de un reo no exige tormento y Si es delincuente q.e muera presto. En ellos Goya manifiesta abiertamente su repulsa hacia el trato que se daba a los presos, así como hacia la pena de muerte y se hace eco de las ideas de Cesare Beccaria (Milán, 1738- 1794). En la obra del milanés titulada Dei deliti e delle pene, publicada entre 1763 y 1764, se considera la necesidad de modificar el sistema penal para rebajar la dureza de los castigos y buscar mecanismos que prevengan los delitos. Es posible que también estos grabados sean una contribución al debate sobre la abolición de la tortura que se había abierto en las Cortes de Cádiz.
Goya reitera este mismo tema en algunas de las estampas de la serie de Los desastres de la guerra como en la nº 15, Y no hai remedio, la nº 31 Fuerte cosa es!, la nº 32, Por qué?, la nº 34, Por una navaja, la nº 35, No se puede saber por qué o la nº 36, Tampoco.
La figura que protagoniza este grabado, a pesar de la dureza del tema afrontado, tiene una gran dignidad que recuerda algunos trabajos precedentes que Goya podría haber conocido. Uno de ellos es el grabado anónimo realizado a partir de El interior de una prisión (siglo XVI, Museum of Fine Arts, Boston) de Giulio Romano (Roma, 1499- Mantua, 1596). Es posible también que el pintor aragonés tuviese presente a la hora de realizar este grabado los ambientes inquietantes y lúgubres de Las cárceles de Giambattista Piranesi (Mogliano veneto, Treviso, 1720- Roma, 1778).
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