Lo mismo
Clasificación
48 (en el ángulo inferior izquierdo).
Historial
Véase Tristes presentimientos de lo que ha de acontecer.
Se conserva una prueba de estado con lavis y bruñidor sobre las líneas del muslo derecho del hombre que alza el hacha. Hay otra prueba de estado que tiene el número 48 y posteriormente se grabó el número 3 con retoques de buril y de punta seca.
El título de la estampa fue manuscrito por Goya en la primera y única serie de la que tenemos conocimiento en el momento de su realización, que el pintor regaló a su amigo Agustín Ceán Bermúdez. De esta manera el título se grabó posteriormente en la plancha sin efectuar modificación alguna a partir del ejemplar de Ceán Bermúdez para la primera edición de Los Desastres de la guerra tirada por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid en 1863.
No se conserva dibujo preparatorio.
Análisis artístico
Sobre un fondo claro se recorta la silueta de un hombre en primer término que alza un hacha con sus dos manos al tiempo que abre su boca para exhalar un grito. Se trata de un español que se dispone a decapitar a un francés que yace en el suelo. Detrás de estos dos personajes, Goya ha grabado una maraña de cuerpos enzarzados en una feroz lucha con diferentes suertes. En un caso, un soldado francés que empuña una espada se defiende del ataque de un español, más atrás un español a horcajadas sobre un soldado galo se dispone a asestarle una puñalada. La fiereza de los españoles les hace imponerse al enemigo de una manera brutal y descarnada.
En este grabado Goya continúa el tema propuesto en el grabado nº 2, Con razón ó sin ella y traza entre ambas obras una relación de analogía que le sirve para exponer que estas dos escenas son en realidad las dos caras de una misma moneda: la violencia. El pintor aragonés encuentra injustificable ambas circunstancias y no toma partido ni por los españoles ni por los franceses.
El rostro del personaje que sujeta el hacha ha de ser relacionado con las pinturas en las que Goya representa escenas de canibalismo, Caníbales preparando a sus víctimas y Caníbales contemplando restos humanos. Los ojos redondos de expresión perdida, la cara fuertemente demacrada con los pómulos marcados y la boca abierta dan un aire primitivo al personaje que le emparenta con los seres antropófagos. Recurre a esta captación de los rasgos fisonómicos para referirse a la irracionalidad de los actos, tanto del español que mata a un soldado francés como de los caníbales que despedazan cuerpos humanos. Además la postura del hombre que sujeta un hacha tiene bastante que ver con la posición del personaje que está de espaldas en su obra La fragua del que se conserva un dibujo preparatorio.
Asimismo este grabado manifiesta innegables paralelismos con el grabado de Hanns Ulrich Franckh (1590/1595, Kaufbeuren-1675, Augsburg) en el que se ve a un hombre que enarbola un hacha y que se dispone a agredir a otro que se encuentra en el suelo (1656, Hamburger Kunsthalle). En este caso, las analogías no estriban únicamente en el tema, sino también en el rostro del personaje que alza el hacha con la mirada desencajada y llena de odio.
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