Y son fieras
Clasificación
28 (en el ángulo inferior izquierdo).
Historial
Véase Tristes presentimientos de lo que ha de acontecer.
En la segunda prueba de estado se aprecian los bruñidos en la parte superior de la plancha, en el cuerpo del soldado atravesado por una lanza y en el muslo derecho de la mujer que yace a la izquierda. La punta seca se aplica en los pantalones del soldado atravesado por una lanza en primer término. Esta prueba se realiza antes de la letra y del bruñido adicional del aguatinta.
Hay otra prueba de estado, con el número 5 ya grabado, en la que se quitó el aguatinta de los bordes excepto en una pequeña parte abajo.
El título de la estampa fue manuscrito por Goya en la primera y única serie de la que tenemos conocimiento en el momento de su realización, que el pintor regaló a su amigo Agustín Ceán Bermúdez. De esta manera el título se grabó posteriormente en la plancha sin efectuar modificación alguna a partir del ejemplar de Ceán Bermúdez para la primera edición de Los Desastres de la guerra tirada por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid en 1863.
No se conserva dibujo preparatorio.
Análisis artístico
En primer término, una mujer, que sujeta bajo su brazo a un niño, alancea a un soldado que se desploma. Junto a ella, ligeramente más atrás, una figura femenina está recostada en el suelo aferrando en una de sus manos un puñal. En segundo plano varios personajes en el suelo se enzarzan en una feroz lucha; a un lado un soldado de perfil apunta; una mujer clava una espada a un soldado galo y otra sostiene una gran piedra sobre su cabeza que está a punto de lanzar.
Del mismo modo que en el grabado nº 4, Las mugeres dan valor, Goya ha empleado aquí líneas diagonales que producen una fuerte sensación de inestabilidad y movimiento. Únicamente la mujer tumbada, la que está a punto de lanzar una piedra a la izquierda y el soldado que apunta a la derecha contribuyen a crear un poco de estabilidad en la escena, constituyen una especie de paréntesis que pone límites a esta situación. Es complejo discernir contra quién se enfrentan los personajes que están en segundo plano en esta estampa, parece como si todos luchasen contra todos, como si formasen parte de un amasijo dirigido por una ferviente e irracional violencia.
El empleo del aguatinta es, con respecto al grabado anterior, más moderado, menos intenso. El fondo es algo más claro y la superficie blanca de las dos figuras colocadas en primer plano sirve para subrayar su importancia.
Más allá del caos imperante en esta estampa, Goya pretende que no perdamos de vista el protagonismo de la mujer en la contienda, que no olvidemos su fiereza, por lo que continúa en Y son fieras el tema del papel de las mujeres en la guerra iniciado en la estampa nº 4, Las mugeres dan valor. Por otra parte, la presencia de un niño semidesnudo que la mujer en primer plano sujeta bajo uno de sus brazos trae a nuestra memoria la matanza de los inocentes.
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