Fundación Goya en Aragón

Goya (en el ángulo inferior izquierdo), 26 (en el ángulo inferior izquierdo).

Véase Tristes presentimientos de lo que ha de acontecer.
Según Tomás Harris hay varias pruebas de estado; la primera, previa a que se grabase el número, contiene retoques de buril en la cabeza del soldado herido y en la parte alta del que está arrodillado. En la siguiente prueba de estado introduce el lavis en toda la plancha. Más tarde hace una nueva prueba de estado en la que ha grabado el número 26.
El título de la estampa fue manuscrito por Goya en la primera y única serie de la que tenemos conocimiento en el momento de su realización, que el pintor regaló a su amigo Agustín Ceán Bermúdez. De esta manera el título se grabó posteriormente en la plancha sin efectuar modificación alguna a partir del ejemplar de Ceán Bermúdez para la primera edición de Los Desastres de la guerra tirada por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid en 1863.
No se conserva ningún dibujo preparatorio.

En medio de un oscuro paisaje, quizá de noche, ha tenido lugar la caída de un jefe francés en una acción de guerra. Según algunos especialistas, Goya ha captado en esta estampa el modo en que imaginó la caída del general Pierre-Antoine Dupont (Chabanais, 1765 - París, 1840), que murió en la batalla de Bailén. En ella, que tuvo lugar en la madrugada del 18 al 19 de julio de 1808, los contingentes franceses fueron abatidos por las tropas del general Castaños (Madrid, 1758 - Madrid, 1852). Esta contienda representa un momento clave en la Guerra de la Independencia puesto que se trata de la primera vez que el ejército napoleónico fue derrotado en una batalla campal.
La figura agonizante que el pintor aragonés ha grabado en el ángulo inferior derecho de la estampa está rodeada por varios soldados. El que se encuentra a su cabeza junta las manos con los dedos entrecruzados como si estuviese orando o rogando la salvación del mando francés.
Goya ha querido poner de manifiesto en esta imagen que la muerte es un hecho innegable, una consecuencia evidente de la guerra, que puede aguardar y sorprender también a aquellos que encabezan los frentes. Además, en este caso, el título de la estampa, Bien te se está, nos hace pensar que el pintor considerase más justificada esta muerte que otras.
Mediante un persistente empleo de líneas horizontales muy próximas realizadas con el aguafuerte, el artista ha construido las nubes y las montañas del fondo que se concentran en torno al militar moribundo como una funesta aureola que anuncia que no hay esperanza para él. Asimismo, la oscuridad del cuerpo del herido y su rostro sombrío contrastan intensamente con la luminosidad de los soldados que le circundan cuyas vestiduras son ostensiblemente más claras.
Según Enrique Lafuente Ferrari es posible relacionar este grabado con otras escenas en las que se recoge o se cura a los heridos en la contienda: nº 20, Curalos y á otra, nº 24, Aun podrá servir y nº, 25, También estos. Probablemente Goya haya tratado de equiparar al alto mando francés en el momento de su muerte con la misma circunstancia de todos aquellos que no tienen su relevancia militar.