Siempre sucede
Clasificación
Historial
Véase Tristes presentimientos de lo que ha de acontecer.
Hay dos pruebas de estado, una antes de la numeración y del trabajo con la punta seca y otra con el número ya grabado y toques de luz en punta seca en la silla de montar del caballo del fondo a la izquierda.
El título de la estampa fue manuscrito por Goya en la primera y única serie de la que tenemos conocimiento en el momento de su realización, que el pintor regaló a su amigo Agustín Ceán Bermúdez. De esta manera el título se grabó posteriormente en la plancha sin efectuar modificación alguna a partir del ejemplar de Ceán Bermúdez para la primera edición de Los Desastres de la guerra tirada por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid en 1863.
Se conserva un dibujo preparatorio en el Museo Nacional del Prado.
Análisis artístico
Siempre sucede es una escena de carga o de huida de los dragones de la guardia imperial francesa. De esta manera se denominaba a los soldados que, desde mediados del siglo XVI hasta comienzos del siglo XIX, combatían como caballería generalmente de ataque y como infantería a la defensiva.
En primer término Goya ha realizado un caballo que se ha caído y con él su jinete, parcialmente oculto por el animal y del que únicamente apreciamos una mano y una pierna. En segundo término varios jinetes huyen a caballo. Es probable que en esta estampa el pintor aragonés haya reflejado de manera genérica el modo en que tenía lugar el paso de los militares galos por las ciudades puesto que parece ser que las atravesaban a galope, de manera sorpresiva.
La escena se concentra en el centro de la estampa, enmarcada por el blanco del resto del papel. Mediante trazos horizontales de aguafuerte muy próximos ha realizado los caballos y sus jinetes que galopan a gran velocidad. Sin embargo deja amplias áreas claras en el cuerpo del caballo caído, que se convierte en el foco de luz de la estampa. Estamos ante una imagen dinámica y enérgica que, en gran medida, se consigue gracias a las líneas diagonales del animal y de su jinete en la caída y a los rápidos trazos horizontales continuos, algo más largos de lo habitual, del resto de los caballos.
Eleanor Sayre ha establecido una relación entre este grabado y las estampas que integran la tercera parte de Los Desastres de la guerra, los Caprichos enfáticos, en virtud a la manera en que trabaja el artista aragonés. El caballo de Siempre sucede manifiesta fuertes analogías con el del grabado nº 78, Se defiende bien. Ambos representan actitudes extremas del mismo animal; en la primera estampa éste aparece absolutamente indefenso ante la caída, mientras que en la segunda se convierte en un animal lleno de energía que lanza coces y que se defiende con virulencia. Además los dos son el centro de la composición, una importante mancha blanca en el grabado.
Esta estampa es una de las más complejas de la serie ya que es difícil relacionarla con otras de la primera parte de Los Desastres. Igualmente es una tarea bastante ardua explicar la imagen desde el título que Goya le ha dado. Quizá se trate de una imagen metafórica de la derrota que llega siempre, inexorablemente en el momento en que menos se espera, y que el artista ha simbolizado mediante la caída de un caballo.
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