Fundación Goya en Aragón

Goya (en el ángulo inferior izquierdo), 21 (en el ángulo inferior izquierdo).

Véase Tristes presentimientos de lo que ha de acontecer.
En la primera prueba de estado se ve cómo ha trabajado con punta seca la cara, el pecho y las piernas de la mujer que está en primer término, así como los brazos de la que se precipita y la que se halla a la izquierda de la escena. Con buril se aplica en la sombra de la viga debajo del muslo derecho de la mujer en primer plano y refuerza las líneas del aguafuerte rotas en el fondo y en la cabeza de la figura femenina que se precipita.
En el Museum of Fine Arts de Boston se conserva una prueba de estado que perteneció al infante don Sebastián.
El título de la estampa fue manuscrito por Goya en la primera y única serie de la que tenemos conocimiento en el momento de su realización, que el pintor regaló a su amigo Agustín Ceán Bermúdez. De esta manera el título se grabó posteriormente en la plancha sin efectuar modificación alguna a partir del ejemplar de Ceán Bermúdez para la primera edición de Los Desastres de la guerra tirada por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid en 1863.
Se conserva un dibujo preparatorio en el Museo Nacional del Prado.

En este grabado Goya ha representado los efectos de un bombardeo en el interior de una casa. Posiblemente la inspiración la haya tomado de uno de los que tuvieron lugar en el primer sitio de Zaragoza del que pudo tener conocimiento, aunque seguramente estas circunstancias fueron del todo habituales durante la guerra.
Dentro de la casa todo ha quedado en estado ruinoso tras la explosión: las vigas del techo se caen, los muebles están desordenados y a los cuerpos amontonados se añade uno más que parece estar precipitándose por la deflagración.
Goya ha creado un espacio oscuro, quizá como alusión a que este acontecimiento está teniendo lugar de noche lo que habría sorprendido a los moradores de la casa vestidos con camisones. Para sugerir la oscuridad emplea de manera insistente el aguafuerte, traza líneas horizontales muy próximas entre sí y reserva áreas blancas para los cadáveres que ha dejado a su paso la explosión. Las posturas descontroladas de los cuerpos sin vida, las expresiones de los rostros con las bocas abiertas y el caos en el interior de la habitación generan un ambiente desolador.
Este grabado ha de ser relacionado con otra escena catastrófica de la serie de Los Desastres de la guerra, la nº 41, Escapan entre las llamas. Además recuerda de forma evidente a trabajos anteriores de Goya como los dos incendios, El incendio de noche e Incendio de un hospital, en los que también la gente se ve sorprendida en medio de la noche y huye despavorida en camisón. En todas ellas Goya se confronta con la catástrofe y con su dimensión sublime en cuanto circunstancia que bloquea nuestros sentidos e impide a nuestra razón operar.