Fundación Goya en Aragón

40 (en el ángulo inferior izquierdo).

Véase Tristes presentimientos de lo que ha de acontecer.
El título de la estampa fue manuscrito por Goya en la primera y única serie de la que tenemos conocimiento en el momento de su realización, que el pintor regaló a su amigo Agustín Ceán Bermúdez. De esta manera el título se grabó posteriormente en la plancha sin efectuar modificación alguna a partir del ejemplar de Ceán Bermúdez para la primera edición de Los Desastres de la guerra. Ésta fue tirada por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid en 1863.
Se conserva un dibujo preparatorio de este grabado en el Museo Nacional del Prado.

Lo mismo que en el grabado nº 42, Todo va revuelto, Goya ha realizado una escena en la que representa la fuga de personajes del clero quienes, tras una absoluta ausencia en las estampas anteriores, adquieren ahora una importante presencia en la serie.
La imagen es muy parecida a la nº 42, aunque aquí las figuras son vistas desde atrás. En primer término los frailes que huyen mientras que al fondo, junto a una montaña, aparece un gran grupo de gente que asiste impávida a esta expulsión.
Juan Carrete Parrondo cree que tanto este grabado como el anterior podrían ser una alusión al decreto de supresión de las órdenes que José I promulgó el 18 de agosto de 1809. Tomás Harris pone de manifiesto la proximidad de estos dos grabados con los Caprichos enfáticos. Jesusa Vega, por su parte, las relaciona con los dibujos de Goya del Álbum C en los que representa a exclaustrados.