Fundación Goya en Aragón

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Véase Tristes presentimientos de lo que ha de acontecer.
El título de la estampa fue manuscrito por Goya en la primera y única serie de la que tenemos conocimiento en el momento de su realización, que el pintor regaló a su amigo Agustín Ceán Bermúdez. De esta manera el título se grabó posteriormente en la plancha sin efectuar modificación alguna a partir del ejemplar de Ceán Bermúdez para la primera edición de Los Desastres de la guerra tirada por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid en 1863.
Se conserva un dibujo preparatorio en el Museo Nacional del Prado.

En medio de un descampado un hombre en pie cubre angustiosamente su rostro en un gesto de desesperación. Está rodeado de cadáveres que son la consecuencia del hambre que asoló España durante la Guerra de la Independencia.
Goya ha representado con aguatinta el cielo extremadamente oscuro y granuloso en la parte alta, mientras que en la parte central de la plancha ha dejado un espacio más claro. Con este recurso alude a lo que se cierne sobre el hombre que está en pie, al presagio de la muerte, mientras que subraya la presencia de esta figura en el grabado. Los cadáveres han sido realizados con aguafuerte, dos de los cuales llevan vestiduras blancas que capturan la atención del espectador. El pintor se ha detenido en la representación de los ropajes harapientos del personaje que cubre su rostro, excesivamente grandes para su mermado cuerpo, así como en las piernas extremadamente delgadas y huesudas.
No hay quien los socorra se puede relacionar con la estampa nº 18 de esta serie, Enterrar y callar, en la que Goya ha representado a un superviviente rodeado de cadáveres en un paisaje desolador. El único personaje vivo es consciente, en los dos grabados, de que también está condenado a morir.

Además este grabado alude a la incapacidad del gobierno para afrontar el hambre que diezmó a la población. El 19 de noviembre de 1811 José I Bonaparte (Corte, 1768-Florencia, 1844) promulgó un decreto por el que creó el Establecimiento de Beneficencia, sustituido el 7 de septiembre de 1812 por la Junta de Caridad, que trataba de suministrar alimentos a los ciudadanos de Madrid a bajo precio. Para ello dotó al Establecimiento de 50.000 reales destinados a cubrir sus gastos. Sin embargo, algunos meses después, las autoridades municipales de la capital enviaron un informe al rey en el que describían la precaria situación en que se encontraban. Los hospitales y casas de cura albergaban a más de 8.000 personas y los medios de que se disponían eran verdaderamente insuficientes para resolver el problema del hambre.