Que locura!
Clasificación
68 (en el ángulo superior izquierdo).
Historial
Véase Tristes presentimientos de lo que ha de acontecer,
En la segunda prueba de estado se ven toques de buril en la sandalia izquierda del monje.
El título de la estampa fue manuscrito por Goya en la primera y única serie de la que tenemos conocimiento en el momento de su realización, que el pintor regaló a su amigo Agustín Ceán Bermúdez. De esta manera el título se grabó posteriormente en la plancha sin efectuar modificación alguna a partir del ejemplar de Ceán Bermúdez para la primera edición de Los Desastres de la guerra tirada por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid en 1863.
Se conserva un dibujo preparatorio en el Museo Nacional del Prado.
Análisis artístico
En primer término Goya ha grabado un personaje vestido como un fraile que sujeta en su regazo un plato y en su mano una cuchara. Está circundando de objetos; a la derecha se ven imágenes sacras, exvotos, estampas, etc., mientras que a la izquierda se acumulan algunas máscaras. Al fondo, en la oscuridad, varios personajes encapuchados, quizá otros frailes como él, realizan una procesión.
Este grabado parece ilustrar la expresión "comer la sopa boba" o lo que es lo mismo vivir a costa de los demás. La imagen del monje agazapado sirve a Goya de mecanismo para censurar a determinados sectores de la Iglesia que, mediante la manipulación de la devoción popular, obtuvieron ciertos beneficios económicos y materiales que les consintieron mejores condiciones de vida. De esta manera el conjunto de objetos de contenido religioso se puede relacionar con las máscaras que están en la izquierda de la estampa ya que el pintor aragonés estaría estableciendo una comparación entre ambos grupos de objetos. Los sacros de los que se sirve el monje son como las máscaras con que se caracteriza para obtener su propio interés.
Asimismo, es posible que el pintor fuese conocedor de la parte del texto Sueños de Quevedo en el que dice lo siguiente: "Las caras que tenían, y espantábanse que les sobrasen tantas habiendo vivido descaradamente". De este modo en Que locura! estaría refiriéndose a la manera aprovechada, descarada, en que vivían determinados personajes del clero en aquel momento.
Contemporáneamente, Goya critica en este grabado la proliferación de falsos curanderos que prometían ayuda o salvación a cambio de una recompensa económica, así como la circulación de leyendas apócrifas. Este aspecto había sido puesto de manifiesto también por Antonio Bernabeu en su obra España venturosa por la vida de la Constitución y la muerte de la Inquisición, escrito en 1820 (Biblioteca Nacional de Madrid, R 60.122), que se enmarca dentro de una corriente de literatura anticlerical que pretendía desmitificar a la Iglesia. En su obra Antonio Bernabeu dice lo siguiente sobre la utilidad de los falsos curanderos y la puesta en circulación de leyendas apócrifas: "(...) ya para atraer las ofrendas con la opinión de curaciones milagrosas, ya para conservar los bienes adquiridos".
Por su parte Jesusa Vega establece un paralelismo entre esta estampa de Goya y lo que Martínez de la Rosa (Granada, 1787-Madrid, 1862) señala en su obra Lo que se puede un empleo (1820): "El vivo deseo de presentar en el teatro a cierta clase de hipócritas que so color de religión se oponen entre nosotros a las benéficas reformas me estimuló a emprender, como un mero pasatiempo, la composición de esta comedia".
Que locura! es la tercera de las estampas de los Caprichos enfáticos en las que se hace una crítica de ciertas prácticas religiosas y en las que, solapadamente, se pone en tela de juicio el carácter retrógrado del reinado de Fernando VII.
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