No saben el camino
Clasificación
Historial
Véase Tristes presentimientos de lo que ha de acontecer.
El título de la estampa fue manuscrito por Goya y se grabó sin efectuar modificación alguna en la plancha en la primera edición que realizó la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid en 1863.
Se conserva un dibujo preparatorio de este grabado en el Museo Nacional del Prado.
Análisis artístico
Desde el fondo del grabado, trazando una forma ondulante, se acerca hacia el espectador una hilera de hombres pertenecientes a todas las clases sociales: sacerdotes con el sombrero de teja, nobles, personajes más humildes, etc. Todos ellos están unidos entre sí por una cuerda que parece vincularles indefectiblemente. El paisaje es árido y sus rostros apesadumbrados miran hacia el suelo. En primer término podemos ver a quien les guía, que resulta ser un ciego.
Esta imagen nos recuerda el pasaje del Evangelio mateíno (15:15) y el de san Lucas (6:39) en el que se narra la parábola del ciego que guía a otros ciegos. Este tema tuvo una interesante difusión en el mundo medieval y en el Renacimiento flamenco; baste pensar en el grabado de Cornelius Massys (Amberes, ca. 1510-1556/1557) en el que un ciego atado por una cuerda marca el camino a otros invidentes. Igualmente el tema fue abordado por el Hieronymus Bosch (Bolduque, ca.1450-1516) y por Pieter Brueghel el Viejo (Breda, 1525-Bruselas, 1569). En la literatura española el poeta Gómez Manrique (Amusco, 1412-Toledo, 1490) se había referido al ciego que guía a otros diciendo: "Los cuerdos fuyr devrían/ de do locos mandan más./ que quando los çiegos guían, !quay de los que van detrás".
Durante el siglo XVIII fueron varios los escritores que escribieron textos que se pueden relacionar con el grabado nº 70. Quizá el que presenta una mayor vinculación con la estampa es el de Bartolomé José Gallardo Blanco (Campanario, Badajoz, 1776-Alcoy, 1852), amigo de Goya, que escribe en la página 19 de su Diccionario crítico burlesco (1812) lo siguiente: "Las sendas de la virtud, para que podamos bien seguirlas, han de estar alumbradas por la luz de la sabiduría: el entendimiento guia á la voluntad: con los ojos vendados y la cadena al pie no se puede hacer gran jornada en el camino de la perfección". En la página 13 de este mismo libro dice: "Si podemos ir por sendas de flores, no caminemos por entre espinas y abrojos".
En definitiva se podría pensar que este grabado se refiere a la situación del país tras la Guerra de la Independencia y la llegada al poder de Fernando VII. De este modo España, representada en la estampa en todas sus clases sociales, se convirtió en un país en manos de un monarca guiado por los principios del Antiguo Régimen que se alejaban de las ideas del Iluminismo, de la luz de la razón. Probablemente Goya recurrió a diferentes fuentes literarias y formales que fundió en esta imagen de claro contenido crítico.
Enrique Lafuente Ferrari duda de que los personajes que desfilan atados en el grabado del pintor aragonés pudiesen ser los españoles que regresan de la cautividad de Francia sin saber qué partido tomar ante lo que ocurre en el país o bien los que, castigados por Fernando VII, van camino de los presidios de África.
Nigel Glendinning cree que Goya podría haber reflejado en esta estampa el Canto XXVI del texto de Giambattista Casti (Viterbo o Acquapendente, 1724-París, 1803) Gli animali parlanti (1801), al que nos deberemos referir para explicar algunas otras estampas de los Caprichos enfáticos.
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