El sí pronuncian y la mano alargan al primero que llega
Clasificación
El sí pronuncian y la mano alargan Al primero que llega. (en la parte inferior) y P.2. (en el ángulo superior derecho)
Historial
Análisis artístico
Una joven, cuyo rostro está cubierto con un antifaz negro por delante y una máscara de perro o de rata por detrás, contrae matrimonio con un hombre bastante mayor que ella. Le ofrece una mano, mientras que esconde la otra por detrás de su cuerpo. Tras ésta, vemos a dos mujeres ancianas de rostros deformados y, en el fondo de la escena, diversos personajes con gestos exagerados que asisten a la escena. En alto, en el centro de la imagen aunque ligeramente desplazado hacia el fondo, el pintor ha realizado un hombre tocado con un sombrero de rostro caricaturesco, casi de animal.
Las líneas del grabado poseen una profunda mordida y en el fino grano del aguatinta se han hecho reservas de barniz para obtener un mayor contraste entre el blanco del perfil simiesco de la mujer que está tras la joven y el pecho de la muchacha con la maliciosa expresión del novio. El uso del bruñidor favorece la insinuación de las formas femeninas bajo el vestido.
Los manuscritos contemporáneos explican esta escena; el del Museo Nacional del Prado dice que esta imagen representa "la facilidad con que muchas mujeres se prestan a celebrar el matrimonio esperando vivir en él con más libertad", mientras que el de la Biblioteca Nacional apunta que "los matrimonios se hacen regularmente a ciegas: las novias adiestradas por sus padres, se enmascaran y atavían para engañar al primero que llega. Esta es una princesa con máscara, que luego a de ser perra con sus vasallos, como lo indica el reverso de su cara imitando un peinado: el pueblo necio aplaude estos enlaces; y detrás viene orando un embustero en traje sacerdotal por la felicidad de la nación". Por último el manuscrito de Ayala señala que con esta imagen Goya "reprende los matrimonios a ciegas, como los de las princesas y camaristas".
Para la realización de este Capricho, Goya se debió inspirar en unos versos escritos por su amigo el ilustrado Gaspar Melchor de Jovellanos (Gijón, 1744-Puerto de Vega, Navia, 1811), las denominadas sátiras A Arnesto que se publicaron por primera vez en El censor (1786). Alcinda, una joven perteneciente a la alta sociedad, se casa con el primer pretendiente que se le presenta, posiblemente con el objeto de abandonar su casa. El futuro esposo lo hace alentado por la prosperidad económica que le reportará este enlace. Goya ha captado la parte del poema de Jovellanos en que se dice: "El sí pronuncian y la mano alargan/ Al primero que llega! Qué de males/ Esta maldita ceguedad no aborta!". Además, en el fondo del grabado aparecen los personajes que asisten a la escena "Al pie del altar, y en el tumulto/ Brindis y vivas de la tornaboda". Este matrimonio se celebra con la inminente amenaza de la infidelidad, tal y como señala Jovellanos: "El velo conyugal, y que corriendo/ Con la imprudente frente levantada. Va el adulterio de una casa a otra". La traición se simboliza en la estampa mediante la doble máscara que, en la parte posterior, tiene la cara de perro o de rata y que alude al verdadero carácter de la joven que encontrará la complicidad para el engaño en la mujer de rostro simiesco que se halla tras ella. La máscara es, frecuentemente en la iconografía goyesca, un elemento que, lejos de ocultar, revela la verdadera identidad del personaje, nos da pautas sobre su auténtica personalidad.
La temática de los matrimonios desiguales o por conveniencia es abordada por Goya en otros grabados de Los Caprichos como el nº 14, Qué sacrificio, el nº 57, La filiación, y nº 75, No hay quien nos desate.
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