El de la rollona
Clasificación
El de la rollona. (en la parte inferior) y P.4. (en el ángulo superior derecho)
Historial
Véase Fran.co Goya y Lucientes, Pintor.
Existe una prueba de estado que tiene manuscrito a pluma con tinta, antes de la letra, Que bruto soy. En otra prueba Goya escribió el título definitivo a lápiz. Se tiraron unas estampas en las que la palabra "rollona" aparecía con y en lugar de ll. Más tarde se realizó el cambio y en el resto de los grabados la palabra aparece escrita con ll.
Se conserva un dibujo preparatorio en el Museo Nacional del Prado.
Análisis artístico
En el centro de la imagen Goya ha representado a un hombre adulto ataviado con ropas de niño, una chichonera y una faja-cinturón. De ésta penden un tejón, una esquila y el libro de los Evangelios, todos ellos amuletos frecuentes para evitar el mal de ojo. La actitud del personaje refuerza su carácter pueril puesto que se chupa uno de los dedos. En el fondo, en penumbra, distinguimos la figura de un sirviente que tira del niño de cuyos caprichos y veleidades debe estar pendiente.
La luz se concentra en la figura del adulto vestido de niño al que rescata de la oscuridad. Descubre su rostro y la posición de sus manos junto a la boca, así como el cinturón del que cuelgan los amuletos. Además también nos muestra dos objetos que se encuentran en segundo plano, un caldero de comida y un retrete almohadillado que aluden a las que son las principales preocupaciones del personaje.
En el manuscrito de Ayala se dice sobre esta imagen que "los hijos de los grandes se atiborran de comida, se chupan el dedo y son siempre niñotes, aun con barba, y así necesitan que los lacayos los lleven con andaderas". El del Museo Nacional del Prado precisa que "la negligencia, la tolerancia y el mismo hacen a los niños antojadizos, obstinados, soberbios, golosos, periotosos e insufribles; llegan a grandes y son niños todavía. Tal el de la Rollona". El de la Biblioteca Nacional, que es el que mejor explica la obra de Goya, apunta que "Los hijos de los Grandes se crían siempre como niñotes, chupándose el dedo, atiborrándose de comida, arrastrados por los lacayos, llenos de dixes supersticiosos, aun cuando ya son barbados".
El punto de partida para esta imagen podría ser un motivo folclórico que aparece en el teatro breve del siglo XVII y comienzos del XVIII. Asimismo, en el Tesoro de la lengua castellana o española de 1610, de Sebastián de Covarrubias (Toledo, 1539-1613), se refiere el refrán "el niño de la Rollona que tenía siete años y mamaba". Siguiendo con este refrán el autor dice que "hay algunos muchachos tan regalones que con ser grandes no saben desasirse del regazo de sus madres; salen éstos grandes tontos o grandes bellacos viciosos". El niño de la Rollona se menciona también en el manuscrito de proverbios recopilados en 1627 por Gonzalo Correas (Jaraíz de la Vera [Cáceres], 1571-Salamanca, 1631), un profesor de griego y hebreo de la universidad de Salamanca. Este trabajo permaneció inédito hasta que a finales del siglo XVIII fue recogido por la Real Academia que incluyó algunas de las expresiones anotadas por Correa en su Diccionario de la lengua castellana. En él, el niño de la Rollona se definía como "apodo a un tocho o ronzero".
Esta estampa ha de ser interpretada como una clara sátira de la educación que recibían los niños de las familias nobles o algunos miembros de la familia real. Éstos eran tratados, frecuentemente, de una manera que no se correspondía con su verdadera edad en un intento por prologar su infancia y gozaban de la constante y permanente asistencia de sirvientes y lacayos que sufrían sus caprichos. Se les protegía con amuletos y se les llenaba la cabeza supersticiones.
Exposiciones
Bibliografía y páginas web selectas
Conservación-restauraciones
Palabras clave
Obras asociadas
Fecha de realización de la ficha
Copyright © Fundación Goya en Aragón
Mapa Web –
– Desarrollo del proyecto – Dirección de Arte - Aviso Legal
Museo de Zaragoza. Plaza de los Sitios, 6. 50001 Zaragoza Tel.: (0034)976 484 547.