Clasificación
Ni así la distingue (en la parte inferior), 7 (en el ángulo superior derecho) y Goya (firmado en el ángulo inferior izquierdo)
Historial
Véase Fran.co Goya y Lucientes, Pintor.
Existe una prueba de estado a la que ya se le ha aplicado el aguatinta y la punta seca y en la que se escribe a mano, ya la percibo. También hay una segunda prueba de estado en la que consta el título definitivo del grabado.
Esta estampa fue precedida por dos dibujos preparatorios que se conservan en el Museo Nacional del Prado. El primero es una aguada en tinta china que pertenece al Álbum B y el segundo es una aguada en tinta china.
Análisis artístico
Una maja vestida de negro está siendo cortejada por un hombre que se encuentra a su lado y que se acerca a ella para mirarla con un monóculo. La postura de éste y la expresión de su rostro hacen suponer sus libidinosas intenciones así como su naturaleza un tanto incauta. Más atrás, sentada en una silla, se puede ver a una mujer que sujeta en una de sus manos un abanico al tiempo que mira con aire absorto. En el espacio que queda entre el hombre y la figura femenina, a la altura de la cintura, irrumpe un rostro que observa con atención la escena. Ésta podría estar teniendo lugar al aire libre; mediante el empleo del aguatinta Goya ha captado el cielo en el que se cierne una nube que ocupa el ángulo superior derecho de la estampa. Asimismo, ha captado las vestiduras oscuras de la maja mediante un profuso empleo del aguafuerte, que contrasta con los ropajes claros del hombre.
En el manuscrito de Ayala se señala que este grabado representa que "para conocer lo que es, no basta el anteojo, se necesita juicio". En el del Museo Nacional del Prado se apunta "¿Cómo ha de distinguirla? Para conocer lo que ella es, no basta el anteojo, necesita juicio y práctica del mundo, y esto es precisamente lo que le falta al pobre caballero". Por último el manuscrito de la Biblioteca Nacional indica que "se ciegan tanto los hombres lujuriosos, que ni con lente distinguen que la señora que obsequian, es una ramera".
Tal y como sucede en otros grabados de esta serie, Goya alude veladamente a la prostitución y en este caso se refiere también a la ingenuidad de algunos hombres que no son capaces de distinguir cuándo se encuentran ante una prostituta y cuando no. La corteja sin ser consciente de que el interés de la relación es, para la mujer, puramente económico. El desarrollo de la escena está siendo contemplado por una anciana en el fondo del grabado que, con bastante probabilidad, podría ser la alcahueta.
Es posible que una de las fuentes visuales a la que pudo recurrir Goya para la caracterización de los tipos fuese Les Incroyables que Louis Darcis grabó entre 1796 y 1797 a partir del trabajo de Carle Vernet (Burdeos, 1758-París, 1835). Asimismo, también pudo conocer un grabado anónimo realizado a finales del siglo XVIII titulado La petimetra en el Prado de Madrid (Ayuntamiento de Madrid) del que el pintor aragonés podría haber hecho una versión deformada y crítica.
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