Si quebró el Cántaro
Clasificación
Si quebró el Cántaro. (en la parte inferior) y 25. (en el ángulo superior derecho)
Historial
Véase Fran.co Goya y Lucientes, Pintor.
Se conoce la existencia de cuatro pruebas de estado antes de la letra en las que el trasero desnudo del niño no ha sido modelado en ninguna parte. Goya añadió después unos toques a punta seca con los que le dio una forma más redondeada. En una de estas pruebas, la que se encuentra en la Bibliothèque Nationale de France en París, se puede leer manuscrito en su parte baja Así se paga a quien mal hace, aunque este título fue cambiado según se puede advertir en otra prueba de estado en la que emplea una buena caligrafía para que sirviese al grabador de letra.
Se conserva un dibujo preparatorio para este grabado que se halla en el Museo Nacional del Prado de Madrid.
Análisis artístico
En el medio del grabado una mujer de rostro bastante tosco está propinando una paliza con un zapato a un niño del que podemos ver su rostro, en el que se dibuja una expresión de dolor. Al fondo hay ropas colgadas en dos cuerdas, así como un cesto, lo que nos hace pensar que la mujer estuviese haciendo la colada. El motivo de la paliza es que el niño ha roto un cántaro que yace hecho añicos en primer término.
Los tres manuscritos en los que se explican los grabados de la serie de Los Caprichos subrayan la desmesurada reacción de la madre ante la travesura del niño.
La educación era, en la mente de los ilustrados, el fundamento sobre el que construir la felicidad y el progreso de cualquier sociedad. Es posible que este grabado goyesco tenga que ver con una anécdota referida por el editor de El Censor, un diario madrileño, conocido por el círculo de ilustrados que eran amigos de Goya. Éste indicaba que, en una ocasión, había entrado en casa de un amigo y lo había sorprendido propinando una paliza a su hijo. Le preguntó cuál era la causa de este castigo, a lo que el padre respondió que su hijo había roto una taza china. En el mencionado periódico era habitual que se comentasen este tipo de anécdotas mediante las cuales se criticaba la desmesura de algunos castigos. Estos correctivos hacían más mal que bien ya que confundían a los niños en su capacidad de discernir una verdadera mala acción. Además Goya pudría haberse hecho eco de las teorías de Johann Heinrich Pestalozzi (Zúrich, 1746-Brugg, 1827) contra el castigo como método pedagógico.
La educación infantil aparece en otros muchos grabados de esta serie así como en el cuadro titulado La letra con sangre entra en el que el pintor capta una escena en la que un niño es brutalmente aleccionado en una escuela.
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