Subir y bajar
Clasificación
Subir y bajar. (en la parte inferior) y 56. (en el ángulo superior derecho)
Historial
Véase Fran.co Goya y Lucientes, Pintor.
Existe una prueba de estado con el aguatinta bruñida en la Bibliothèque Nationale de France en París.
Se conserva un dibujo preparatorio en el Museo Nacional del Prado de Madrid.
Análisis artístico
Un sátiro con patas de chivo sentado sobre el globo terráqueo eleva por los aires a un personaje vestido de militar. Éste lleva una espada al cinto, tiene las piernas desnudas y de su cabeza sale humo. De sus manos brotan rayos de fuego que arroja sobre los rivales que están a su alrededor y que caen al vacío. Son aquellos que una vez fueron exaltados y ahora son derrocados por el nuevo personaje en alza.
Mediante el uso del aguatinta sobre toda la superficie de la estampa el pintor ha creado una escena oscura en la que caen los perdedores. Además ha destacado mediante el uso de las reservas de barniz unos brillantes blancos en el personaje encumbrado y en el sátiro que lo está alzando. En el humo de la cabeza y en el fuego de las manos ha empleado el bruñidor.
Este grabado es explicado en el manuscrito de Ayala de la siguiente manera: "Príncipe de la Paz. La lujuria le eleva por los pies; se llena la cabeza de humo y viento, y despide rayos contra sus emulos (...)". En el del Museo Nacional del Prado se nos dice lo siguiente acerca el grabado nº 56: "La fortuna trata muy mal a quien la obsequia. Paga con humo la fatiga de subir al que ha subido le castiga con precipitarle". En el de la Biblioteca Nacional se señala lo siguiente: "El Príncipe de la Paz levantado por la lujuria, y con la cabeza llena de humo, vibra rayos contra los buenos ministros. Caen estos y rueda la bola; que es la historia de los favoritos".
Los tres manuscritos coinciden en que se trata de una alusión a Manuel Godoy (Badajoz, 1767-París, 1851) quien accedió al poder, en parte, por ser el amante de la reina María Luisa de Parma (Parma, 1751-Roma, 1819). Godoy fue retirando de sus cargos a muchos de los ministros ilustrados, algunos de los cuales formaban parte del círculo de amistades de Francisco de Goya como Gaspar Melchor de Jovellanos (Gijón, 1744-Vega, 1811), Francisco de Saavedra y Sangronis (Sevilla, 1746-Sevilla, 1819), José de Moñino y Redondo, conde de Floridablanca (Murcia, 1728-Sevilla, 1808) y Pedro Pablo Abarca de Bolea, el conde de Aranda (Siétamo, Huesca, 1719-Épila, 1798).
Más allá de cualquier alusión concreta, el pintor ha pretendido captar de manera alegórica la inestabilidad política en España en donde los cargos políticos eran efímeros y unos eran sustituidos por otros, a veces por motivos del todo fútiles. De esta manera no era posible tomar medidas con cierta profundidad, ni acometer reformas con perspectiva de futuro.
Edwin Palm, quien ha analizado este grabado desde un punto de vista iconográfico, cree que el personaje que en primer término alza al que arroja fuego es una clara alusión a Pan, dios la lujuria, así como una referencia a la misma España. Etimológicamente Hispania podría identificarse como el país de Pan. Nos encontraríamos, por tanto, ante la imagen de España que, a su vez, nos remitiría a la lujuria de la reina María Luisa, encaprichada de Manuel Godoy, que rigió en muchos momentos el destino del país.
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