Tragala perro
Clasificación
Tragala perro. (en la parte inferior) y 58. (en el ángulo superior derecho)
Historial
Véase Fran.co Goya y Lucientes, Pintor.
Existe una prueba de estado antes de la letra con el aguatinta bruñida y la punta seca en la Biblioteca Nacional de Madrid.
En las primeras tiradas el título aparece mal escrito, Tragala pero, hasta que se corrigió el error y se añadió la "r".
Se conserva un dibujo preparatorio para este grabado.
Análisis artístico
Un hombre arrodillado y suplicante que se sitúa en el centro de la composición, ligeramente desplazado a la derecha, está rodeado de clérigos. El que se encuentra en primer plano, con rostro de ojos desorbitados y boca abierta como si exhalase un grito, porta una enorme jeringa con la que amenaza al incauto. Otro personaje lo apresa, mientras que uno que se halla en el fondo de la composición ríe, y otros dos que se están a los lados parecen asistir impasibles a la escena. En el fondo, en la penumbra, es posible advertir varias cabezas de animales de aspecto amenazante.
Goya ha empleado el aguatinta de tres tonos, que contrasta con las reservas de barniz de los blancos, especialmente en el personaje que sujeta la jeringuilla, y ha usado la punta seca en la figura velada.
El manuscrito de Ayala describe esta estampa de la siguiente manera: "Intentan unos frailes curar a un pobre Marcos, colgándole al cuello una reliquia y echándole lavativas por fuerza". En el del Museo Nacional del Prado se apunta: "El que viva entre hombres era geringado irremediablemente: si quiere evitarlo habrá de irse a habitar en los montes y cuando esté allí conocerá también que esto de vivir solo es una geringa". Por último, el manuscrito de la Biblioteca Nacional se refiere a esta estampa con el siguiente comentario: "No le echan mala lavativa a cierto Juan lanas unos frailes que galantean a su mujer y le ponen un taleguillo al cuello a manera de reliquia para que se cure y calle. La mujer se ve detrás cubierta con un velo y un monstruo de enorme cornamenta preside la función autorizandolo todo nuestro Padre Prior".
Nigel Glendinning cree que la fuente de inspiración para este grabado se podría encontrar en unas Décimas manuscritas en Sevilla, de las que circulaban varias versiones, que relatan una anécdota muy conocida en la época: la rivalidad entre un oficial y un fraile por los favores de una mujer casada. Un día el oficial va a casa de su amada y se la encuentra con el fraile, a lo que éste le amenaza con aplicarle una lavativa, finalmente le saca una pistola y hace que una criada le aplique no una sino tres. De este modo el fraile de la jeringa se identificaría con el de la historia, el hombre arrodillado con el oficial y la figura del fondo con velo con la mujer. Detrás del grupo se alza un búho con las alas desplegadas entre unos cuernos de un ser monstruoso que simbolizaría al marido de la mujer o a su amante. Esta criatura tiene un gran morro que recuerda a un falo y a su lado una cara de aspecto perruno y reminiscencias humanas.
El título de la estampa tiene un doble sentido ya que a la víctima no le queda otro remedio que soportar lo que le está pasando. La palabra "trágala" quedó en la época como término ofensivo en el vocabulario político de las revueltas del siglo XIX. Asimismo, también se incluyó en canciones liberales críticas con los gobiernos absolutistas en el poder.
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