Fundación Goya en Aragón

Donde vá mamà? (en la parte inferior), 65. (en el ángulo superior derecho) y Goya (firmado en el ángulo inferior izquierdo)

Véase Fran.co Goya y Lucientes, Pintor.
Existe una prueba antes de la letra con el aguatinta y la punta seca en la Biblioteca Nacional de Madrid. También se conocen otras pruebas de estado en las que el título termina en punto en lugar de interrogación y sin acentuar la palabra "mamà".
En el Museo Nacional del Prado se conserva el dibujo preparatorio de este grabado.

Una bruja desnuda y obesa se apoya sobre un personaje que parece hacer grandes esfuerzos por sostenerla sobre su espalda. Éste tiene las piernas abiertas y flexionadas y los brazos a la altura de los hombros con los que se agarra a los pies de la mujer. Junto a ella advertimos la presencia de otras dos figuras que también la sujetan; el que está a la izquierda se mofa de ella y el de la derecha mama de uno de sus pechos. Todo este conjunto se apoya sobre un búho con las alas desplegadas en vuelo mientras que un gato en el aire se aferra a una sombrilla abierta. Al fondo, en el ángulo inferior izquierdo, Goya ha realizado un pequeño pueblo con casas.
La estampa ha sido llevada a cabo con un solo aguatinta de grano muy fino. Además Goya ha empleado con insistencia el aguafuerte para crear el cielo mediante líneas horizontales muy próximas con las que sugiere las nubes que están en el ángulo superior izquierdo. Asimismo, recurre al aguafuerte para definir con concreción a los personajes deteniéndose en sus anatomías que describe minuciosamente.
Los manuscritos que describen la serie de Los Caprichos se muestran bastante parcos en relación a esta estampa. En el del Museo Nacional del Prado y en el de Ayala se dice lo mismo: "Madama es hidrópica y la manda a pasear. Dios quiera que se alivie". En el manuscrito de la Biblioteca Nacional se apunta lo siguiente: "La lascivia y embriaguez en las mujeres traen tras de sí infinitos desordenes y brujerías verdaderas".
Es posible que esta estampa sea una visión onírica creada por Goya en la que no pretendió realizar una crítica, simplemente ofrecernos una imagen fantástica en la que se ha detenido para crear una compleja y bizarra composición. Estamos, por tanto, ante un capriccio en sentido estricto, una imagen obtenida a partir de extrañas asociaciones fruto de la imaginación.