Fundación Goya en Aragón

Goya (firmado en la parte inferior izquierda).

Alegando problemas de salud, Goya obtuvo permiso del rey Fernando VII para trasladarse a Francia en julio de 1824. En Burdeos, ciudad donde se asentó, conoció a Cipriano Gaulon, calígrafo de profesión e impresor litógrafo desde 1818, gracias a quien consiguió un gran dominio de la nueva técnica. Es en su taller donde estampó litografías como El vito y El retrato de Gaulon, además de las que componen la serie "Los Toros de Burdeos"; existen otras obras que representan animales, cuya atribución es dudosa y tal vez fueran realizadas por Rosarito Weiss.
Según Matheron, para ejecutar sus composiciones litográficas, Goya "[...] se valía del caballete donde colocaba la piedra como si fuera un lienzo, manejando los lápices, igual que los pinceles, sin cortarlos nunca, y permanecía de pie, retirándose y acercándose a cada minuto para juzgar los efectos". Las pruebas resultantes podrían considerarse por ello verdaderos bocetos y apuntes pictóricos. En cuanto a la técnica, "era su sistema cubrir primero la piedra por una tinta gris uniforme y sacar enseguida con el rascador las partes que debían tener luz; aquí una cabeza o figura, allá un caballo o toro, empleando después el lápiz para reforzar y vigorizar las sombras o para indicar las figuras y darles movimiento".
En todas estas litografías bordelesas está muy presente el recuerdo de España.
De esta litografía, estampada en el Establecimiento Litográfico de Gaulon (Burdeos), existen ejemplares en diversas colecciones: Biblioteca Nacional de Madrid, procedente de la colección Carderera; Biblioteca de la Fundación Lázaro Galdiano, procedente de la colección del Infante Sebastián Gabriel de Borbón y Braganza; dos pruebas en el Staatliche Museen de Berlín, procedentes de la colección Boix; British Museum de Londres; e Instituto de Arte de Chicago, procedente de la colección Berolzeimer.
Formaría parte, junto con El vito, de una serie inacabada dedicada a costumbres singulares y truculentas de España, destinada tal vez a una venta fácil entre el público francés.

Escena de duelo en la que dos hombres en mangas de camisa se desafían con fiereza. El que está de espaldas al espectador hunde su estoque en el pecho de su oponente casi hasta la empuñadura. En primer término aparecen en el suelo una espada y una chaqueta. Uno de los contendientes lleva tirantes y pantalón oscuro, mientras su adversario viste pantalones claros y luce patillas en el rostro. Ambos proyectan densas sombras en el suelo. Al fondo, tras unos matorrales, se perciben unas cabezas que observan el desafío.
En esta litografía se aprecia la nueva destreza de Goya en la técnica litográfica, gracias a su colaboración con Gaulon y al uso de materiales adecuados.