Fundación Goya en Aragón

COLECCION DEL Sº. Dº. V. CARDERERA / ADQUIRIDA POR EL GOBIERNO EN 1867 (sello húmedo, ángulo inferior derecho)

Dibujo que convencionalmente se presenta como el primero del llamado Álbum A o Álbum de Sanlúcar, así denominado en atención a que, según Valentín Carderera (1860), era una libreta que Goya comenzó durante un viaje en compañía de la célebre duquesa de Alba, doña María Teresa de Silva, cuando dicha noble dama partió hacia Andalucía... y se instaló por un tiempo en su señorial villa de San Lúcar de Barrameda.
En febrero de 1796 José Álvarez de Toledo, XIII duque de Alba, viajó desde Madrid a Andalucía para atender asuntos de sus estados. Hacia finales de mayo el duque enfermó gravemente en Sevilla. Al conocer las dolencias de su marido, su esposa la duquesa Mª Teresa Cayetana de Silva partió desde Madrid y aún pudo atenderlo en sus últimos días. Falleció el 9 de junio de 1796. A los pocos días la duquesa viuda se retiró a sus posesiones en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), donde permaneció hasta 1799. Paralelamente, hay varias noticias sobre una estancia de Goya en Andalucía cuya duración y motivos no han sido suficientemente esclarecidos. Parece que en junio de 1796 se encontraba en Sevilla y que luego estuvo en Sanlúcar, como demuestra el testimonio del escultor Joaquín Arali cuando en carta del 22 de julio remitida al erudito Juan Agustín Ceán Bermúdez le encarga dar memorias a Goya, si acaso se halla en ésa [en Sevilla] de vuelta de San Lúcar. A finales de diciembre y principios de enero de 1797 Goya permanecía en Andalucía. Aquejado en Cádiz en esos días por alguna enfermedad, recibió visitas del escritor Nicolás Fernández de Moratín y del comerciante Sebastián Martínez. La primera vez que consta que Goya se encontrara ya de regreso en Madrid era 1 de abril de 1797, cuando presentó su dimisión en la Academia de Bellas Artes de San Fernando por mala salud.
El comentario de Carderera y demás hechos expresados, así como el aire informal que emana del Álbum A, consolidaron la tradición historiográfica de que sus dibujos nacieron en el sosegado ambiente de la pequeña corte y servidumbre que acompañó a la duquesa de Alba hasta sus posesiones de Sanlúcar en el verano de 1796. Interpretaciones más extremas llegaron a considerar estos dibujos como uno de los testimonios del romance que, al decir de la leyenda, habría mantenido Goya con ella.
Las aportaciones documentales y la revisión que de todo este asunto plantearon Mena y Mühle-Maurer han llevado, sin embargo, a considerar un contexto y una cronología diferentes para el Álbum A, que podría remontarse hasta el año 1794 (o incluso 1793), unas fechas muy anteriores al aludido viaje de Goya a Andalucía, el segundo que hacía desde su anterior estancia entre 1792 y 1793. Goya estuvo al servicio de los duques de Alba al menos desde agosto de 1794, que es cuando consta que ya se le había encomendado el retrato de La duquesa de Alba de blanco, que realizó en 1795 al igual que los dos cuadritos que reflejan el entorno doméstico de la duquesa titulados La duquesa de Alba y la Beata y La Beata y los niños María de Luz y Luisito Berganza. Entorno en el que Goya pudo tener ocasión de tomar apuntes sobre la propia duquesa, como sugieren los dibujos A.a, A.f y A.q. En cuanto a otros dibujos del álbum en los que figuran mujeres jóvenes en actitudes desenfadadas, lejos de ser muchachas gaditanas o representar a las sirvientas de la duquesa en Sanlúcar, como repetidamente se ha escrito, pudieron plausiblemente inspirarse en tabernas o casas de citas de Madrid. Por otra parte el Álbum A presenta una indudable continuidad con el primer bloque de dibujos del Álbum B, cuyo origen se piensa asimismo que debe adelantarse al mismo periodo cronológico. De la misma manera, se estima en la actualidad que el proceso creativo de Los Caprichos pudo iniciase en 1794, más tempranamente de lo habitualmente supuesto, algunos de cuyos grabados ofrecen claras correspondencias con dibujos de los álbumes A (en especial A.j, A.n y A.p.) y B.

Tras la muerte de Goya el Álbum A pasa a su hijo Javier (1828) y a su nieto Mariano (1854). Luego fue desmembrado y las hojas separadas comenzaron su dispersión. Algunas estaban en poder de Carderera en 1860.
En la actualidad sólo se conocen ocho hojas del álbum seguras, trabajadas por las dos caras, lo que da un total de dieciséis dibujos (A.a-A.p). Carecen de numeración original, por lo que es imposible establecer su correlación. Además existe una hoja con otros dos dibujos que podrían ser copias de Carderera (A.q-A.r) y tres dibujos más que se conocen exclusivamente por copias (A, copias a, b y c)
El dibujo A.a, primero de los catalogados, perteneció a Carderera y en 1867 pasó a la Biblioteca Nacional de Madrid.

Los dibujos del Álbum A representan en su totalidad a mujeres jóvenes tomadas en diversas actitudes despreocupadas, alguna de ellas ligeras de ropa e incluso desnudas. Goya se deleita en un universo femenino de curvas y sensuales contornos en el que el cuerpo de la mujer es percibido bajo las enaguas o totalmente expuesto. La interminable variedad del ser femenino es mostrado en escenas insinuantes, pensativas o tiernas. No representan monumentos, ni paisajes, ni escenas populares, sólo mujeres; ni siquiera una pareja. Como indica Sayre, se trata de un himno a la mujer. Aunque en estos dibujos hay elementos de elegante burla y delicado humor, no hay señal de la severa y crítica actitud moralizante que desarrollará posteriormente en otros dibujos y grabados.
Hay una cara recurrente en varias de sus figuras femeninas: un rostro almendrado, de boca pequeña, grandes ojos, estrecha nariz y fuertes y expresivas cejas que, según Carderera, representaba a la propia duquesa de Alba. Tradicionalmente se pensaba que ella, junto a sus sirvientas, inspiraron estos dibujos de Goya en Sanlúcar de Barrameda, en un ambiente de ensueño, sin preocupaciones ni obligaciones. Existen ahora argumentos contrarios a esta interpretación, como ya se ha explicado, aunque no se descarta la presencia de la duquesa en algunos de los dibujos, si bien tomada en la residencia madrileña de los Alba.
El álbum utilizado por Goya estuvo encuadernado en el sentido de su altura. Era de papel holandés, de tono ligeramente azulado, verjurado y con la filigrana A.m. Usa por primera vez la técnica a la aguada de tinta china aplicada directamente con pincel, sin trazos subyacentes de lápiz ni de ningún otro tipo. Aunque se advierten torpezas por la inexperiencia, resultaría una técnica muy libre y revolucionaria que siguió practicando posteriormente en abundancia. Primero dibujaba con el pincel un trazo ligero con tinta pálida para situar el tema y precisar las líneas principales. Luego aplicaba pinceladas más anchas para disponer las sombras. Por último, terminaba el dibujo con retoques de aguada oscura, casi negra, destinados a acentuar los detalles. En ocasiones, de manera excepcional, utilizaba algún trazo de pluma o de grafito.
El primero de los dibujos muestra una figura femenina, de pie y de frente, con la cabeza ligeramente ladeada hacia la izquierda. No se descarta la posibilidad de que sea la propia duquesa de Alba, en un apunte previo a su retrato vestida de blanco. Lleva sobre su cabeza un pequeño sombrero y viste un rico vestido con volante y un pañuelo sobre sus hombros. El fondo es indeterminado y sólo se distinguen unas sombras. En la parte baja se ha añadido un trozo de papel en el que están dibujados a lápiz negro y tinta china, posiblemente por Carderera, los pies de la mujer, imitando a los de las majas de Goya, pero en una posición inverosímil.

Al dorso se encuentra Mujer joven levantándose la falda.